Global Weekly Report – Perspectivas 2025

Perspectivas 2025: Optimismo moderado en un entorno volátil.
Las bases parecen estar cimentadas para otro año de excepcionalismo estadounidense no sólo por méritos propios, sino por falta de méritos externos sobre todo en China y Europa. La arrasadora victoria de Trump junto a las transformaciones propuestas pueden alimentar los animal spirits y profundizar, aunque quizás más moderados, los retornos positivos de los índices de acciones de EE.UU. para los próximos 12 meses. No obstante, encontramos muchos “if” como para dar un bull-call certero.
La combinación de factores políticos norteamericanos, que incluye una política migratoria restrictiva y una política arancelaria que puede traer efectos negativos sobre los precios y la actividad, tensiones geopolíticas recrudecidas, algunos puntos de debilidad económica dentro de la fenomenal foto macro, deterioradas cuentas públicas del Tesoro que mantienen atentos a los bond-vigilants pero que es necesario que el gasto sea sostenido, y una inflación resiliente que vuelve a poner en perspectiva un escenario de higher-for-longer nos hace plantear la importancia no sólo de la gestión activa en búsqueda de oportunidades, sino de la diversificación para cobertura de carteras.
2025 será un año interesante dado que nos encontramos ante un mercado con valuaciones altamente ajustadas en relación a su promedio de los últimos 10 años en prácticamente cualquiera sea la región o segmento que exploremos.
No sólo mantenemos un overweight relativo en acciones por sobre bonos, sino que también afirmamos un overweight en EE.UU. quien a pesar de su rendimiento excepcional en 2024 respecto al resto del mundo, 2025 tiene fundamentos para seguir recorriendo el camino.

Escenario Macroeconómico
Finalmente el 2024 mostró ser otro sólido año de crecimiento económico en la principal economía mundial y sobre todo muy por encima de lo estimado. Tanto el CBO (Congressional Budget Office) como la Reserva Federal pronosticaban un aumento del PBI de 1,5% y 1,4%, respectivamente para este año. No obstante, la realidad fue mucho más brillante con un crecimiento estimado interanual del 2,7% con un fuerte avance del consumo.
Por otro lado, la inflación y el empleo han sido nuevamente los principales focos macro. Para este año esperábamos una economía resiliente apoyada en la fortaleza del consumidor pero con una inflación que entendíamos no iba a caer linealmente al 2% objetivo, sino que iba a probar en este contexto su característica de ‘sticky’. Nos basamos en una industria de servicios que avanzaba a pasos firmes y precios de shelter que marcharon a la baja pero no a la velocidad que se precisaba. Sin embargo, no anticipamos la debilidad de la industria de manufactura que permitió a los bienes ser el principal y constante componente de la desinflación del período junto a la energía.
Además, el empleo demostró fortaleza manteniéndose en niveles cercanos al pleno empleo a pesar de los temores por el salto en la tasa de desempleo en la segunda mitad del año y por la permanente caída en las vacantes laborales.
De cara a lo que viene por delante, si los desarrollos macroeconómicos y monetarios comenzaban a tornarse cada vez más complejos de predecir, el factor político será un nuevo eje de incertidumbre que potencia esa característica. Si de algo podemos estar seguros en 2025, es que nos espera un año de volatilidad. Pero creemos que hay cimientos para adoptar una postura pro-riesgo en un nuevo año de excepcionalismo estadounidense con los recaudos necesarios. La diversificación es nuestro principal aliado en un entorno incierto.

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