Desde finales de 2022, cuando ChatGPT fue presentado al mundo, la Inteligencia Artificial (IA) ha permeado nuestra cotidianidad, tanto como consumidores como inversionistas. Este avance tecnológico no solo domina el panorama mediático, sino también las conversaciones estratégicas a nivel empresarial y financiero. A largo plazo, se espera que la IA impulse significativas ganancias en productividad (o al menos eso exigen las expectativas del mercado). Mientras tanto, en el corto plazo, ha desencadenado una avalancha de inversiones de capital, llevando a las principales empresas tecnológicas de Estados Unidos a batir constantemente nuevos máximos históricos en capitalización de mercado.
En vistas al futuro comprender el impacto de la IA es crucial, especialmente cuando casi la mitad de las empresas del S&P500 han mencionado este tema en sus presentaciones de resultados, más del doble que el año anterior. Este incremento refleja un compromiso creciente con la adopción empresarial de la IA, posicionándola como un pilar clave en estrategias de inversión y no solamente ligadas a la tecnología. A diferencia de otros fenómenos tecnológicos recientes, como las criptomonedas o los vehículos autónomos, la IA parece justificar el entusiasmo que ha generado, no solo por su potencial disruptivo, sino también por su adopción acelerada y tangible en múltiples sectores.
Aunque la IA generativa aún se encuentra en una etapa temprana (fase en la cual todavía requiere supervisión humana), su avance ha sido tan significativo que ya podemos vislumbrar su potencial transformador en toda la economía global. Sin embargo, este impacto aún no se refleja plenamente en resultados tangibles, lo que genera expectativas en los mercados, especialmente durante los períodos de publicación de resultados. Aunque su nombre destaca su capacidad para generar contenido, creemos que su diferenciación más importante, desde una perspectiva económica, radica en su versatilidad y aplicación transversal en numerosos sectores.
Hacia adelante toca preguntarnos, ¿lograrán estas empresas traducir las inmensas inversiones en resultados tangibles? ¿Podrá la IA generativa cumplir con las altas expectativas de los consumidores y del mercado?. Estamos convencidos de que, si se gestiona adecuadamente, la IA tiene el potencial de transformar profundamente nuestra economía y sociedad. Podría aumentar la productividad, reducir los costos reales de numerosos bienes y servicios, dinamizar el crecimiento económico y mitigar los efectos del envejecimiento demográfico. Más allá del crecimiento, la IA también podría ser una herramienta clave para abordar algunos de los desafíos sociales más complejos, como mejorar la medicina, impulsar la sostenibilidad energética y acelerar el ritmo de la innovación.
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